El periodismo fotográfico, periodismo gráfico, fotoperiodismo o reportaje gráfico es un género del periodismo que tiene que ver directamente con la fotografía, el diseño gráfico y el vídeo. Los periodistas que se dedican a este género son conocidos por lo general como reporteros gráficos o fotoperiodistas y en su mayoría son fotógrafos versados en el arte. El desarrollo del periodismo gráfico puede rastrearse desde los mismos inicios del desarrollo de la fotografía y tiene una notable relación con la fotografía artística. El periódico utilizó la fotografía por primera vez en 1880, en el Daily Graphic de Nueva York y desde entonces el periodismo ha integrado la imagen como medio objetivo y representativo de un hecho.
El periodismo fotográfico es una forma periodística destinada a la adquisición, edición y presentación de material de actualidad en los medios de comunicación social, especialmente escritos, digitales y audiovisuales. Incluye, además, todo aquello relacionado con la imagen que cuenta una historia y, en tal caso, se refiere también al vídeo y al cine utilizado con fines periodísticos. El periodismo fotográfico se distingue de otras ramas de la fotografía como la documental, la fotografía callejera y la de estudioutilizada por ejemplo para el modelaje. El fotoperiodismo incluye todas las áreas de interés de la actualidad informativa como el periodismo de guerra, el periodismo deportivo, el seguimiento del mundo del espectáculo, la política, los problemas sociales y todo aquello en donde sea posible la creación de una imagen. De igual manera el fotoperiodismo repasa los géneros de la profesión informativa como la entrevista, la crónica, el reportaje y el documental en todas sus facetas. Se divide además en fotonoticia, fotorreportaje, gran reportaje fotográfico, ensayo fotoperiodístico, retrato fotoperiodístico y columna fotoperiodística. El Fotoperiodismo de Boda es una tendencia fotográfica en reportajes sociales, principalmente Bodas, dónde el verdadero protagonista no es el Fotógrafo, si no las emociones que ocurren en un día cargado de emociones. Se acaban ya las directrices del fotógrafo pidiendo a los novios que hagan una cosa u otra, interrumpiendo así un día especial y convertirlo en un sucesivo posado a cámara sin sentido e infantil. El fotógrafo debe pasar como un invitado más sin molestar, y al mismo tiempo que se sienta uno más, como conocido y no como un profesional del que no ha habido más de una hora de contacto en la contratación. Las características esenciales para clasificar una fotografía como género periodístico son las siguientes:
· Actualidad: la imagen debe reflejar un hecho reciente y relevante y debe ilustrarlo suficientemente
· Objetividad: la situación representada en la fotografía es una imagen fiable y cuidadosa, representativa de los eventos indicados tanto en contenido como en tono
· Narrativa: la imagen debe combinarse con otros elementos informativos que la conviertan en suficientemente comprensible para los espectadores, lectores o televidentes de todos los niveles culturales
· Estética: la imagen debe conservar el rigor de la estética fotográfica (luz, encuadre, relación, fondo y forma, perspectiva, gestión de sombras, etc.)
La fotografía debe también cumplir con todos los rigores de la ética periodística en cuanto a veracidad, precisión y objetividad. Como en la redacción de la noticia, el periodista fotográfico es un reportero y su oficio suele ser por lo general riesgoso y obstaculizado por múltiples factores.
Inicios
La práctica de ilustrar historias noticiosas con fotografías fue posible gracias al desarrollo de la imprenta y a las innovaciones de la fotografía que ocurrieron entre 1880 y 1897. Mientras eventos relevantes fueron fotografiados ya desde los años 50 del siglo XIX, la imprenta pudo hacerlos públicos en un medio escrito sólo hasta los años 80 de ese siglo. Las fotos más primitivas eran daguerrotipos que tenían que ser reelaborados para ser impresos.
Si bien los daguerrotipos se expandieron bien pronto en Europa, Canadá, Estados Unidos y Latinoamérica tan temprano como 1838, se considera que los pioneros de la fotografía periodística se presentaron en la Guerra de Crimea (1853 - 1856) por parte de reporteros británicos como William Simpson del Illustrated London News y Roger Fenton cuyas obras fueron publicadas en grabados. De la misma manera, la Guerra de Secesión de los Estados Unidos tuvo periodistas gráficos como Mathew Brady que publicó sus obras en el Harper's Weekly. Debido a que los lectores clamaban por representaciones más realistas, fue necesario que dichas primeras fotografías fueran exhibidas en galerías de arte o copiadas fotográficamente en números limitados. Los principales eventos mundiales de la segunda mitad del siglo XIX, especialmente aquellos que tuvieron que ver con confrontamientos armados, eventos políticos y personajes históricos, quedaron bien documentados en material fotográfico de la época.
El 4 de marzo de 1880 el Daily Graphic de Nueva York hizo la primera publicación de noticias en fotografía real de la historia. Innovaciones posteriores siguieron a esta y en 1887 se inventó el flash, lo que permitió que los periodistas pudieran hacer tomas en exteriores y en condiciones pobres de luz. El primer documental fotográfico de la historia fue el del emigrante danés en Estados Unidos Jacob Riis quien lideró el reportaje de lo que llamó Cómo vive la otra mitad (How the Other Half Lives, 1888). Para 1897 fue posible hacer publicaciones de fotografías impresas en imprentas sin mayores dificultades.
A pesar de las innovaciones, los límites persistieron y muchos de los periódicos sensacionalistas y revistas de historias fueron ilustradas con fotografía grabadas entre los años 1897 y 1927. En 1921 la wirephoto o telefoto permitió transmitir imágenes por teléfono tan rápido como noticias, aunque ya se había hecho telegráficamente desde la Exposición Universal de Londres de 1851 y comercialmente desde 1863 (véase fax). Sin embargo, no fue hasta el desarrollo de la cámara comercial Leica de 35mm en 1925 y el primer foco de flash entre 1927 y 1930 que se llegó la edad dorada del periodismo gráfico.
Edad dorada
El siglo XX significó un gran desarrollo del fotoperiodismo, pero es conocida como la edad dorada del mismo al periodo comprendido entre 1930 y 1950 debido a avances muy significativos para la fotografía y una mayor amplitud en el oficio periodístico. Paradójicamente el desarrollo del fotoperiodismo se da muy especialmente entre las dos guerras mundiales en donde los periodistas y sus instrumentos de información se ponen a máxima prueba. Muchos de ellos incluso participaron como combatientes en dichas guerras. Algunas revistas como la Picture Post de Londres, la Paris Match de Francia, la Arbeiter-Illustrierte-Zeitung de Berlín, la Life Magazine y la Sports Illustrated de EE.UU, así como los periódicos The Daily Mirror de Inglaterra, el New York Times y otros, obtuvieron una gran lecturabilidad y reputación gracias al uso de amplio material fotográfico de la mano de célebres reporteros gráficos como Robert Capa, Alfred Eisenstaedt, Erich Salomon, Margaret Bourke-White y W. Eugene Smith.
En particular Henri Cartier-Bresson es generalmente considerado el padre del periodismo fotográfico. Las tomas de acciones congeladas en el tiempo son célebres, como la de un hombre que salta y que fue considerada una de las más espléndidas tomas del siglo XX. Su cámara Leica (introducida en 1925), es considerada versátil, la que le permitió capturar momentos decisivos en el tiempo justo. Esta cámara fue también la que utilizó otra gran figura del periodismo gráfico del siglo XX: Robert Capa.
El soldado Tony Vaccaro es también reconocido como uno de los más prominentes fotógrafos de la II Guerra Mundial. Sus imágenes, tomadas con una sencilla cámara Argus C3, capturaron los horrorosos momentos de la guerra como la muerte en batalla del soldado Capa, quien estuvo también en el desembarco de la playa de Omaha en el Día D y quien también dejó importantes tomas de ese momento decisivo de la II Guerra Mundial. Vaccaro también es conocido por haber desarrollado sus propias imágenes en cascos de soldados y utilizar químicos que encontró en las ruinas de un laboratorio fotográfico en 1944.
Hasta la década de los 80 del siglo XX la mayoría de las publicaciones utilizaban la tecnología de imprenta basada en una baja calidad de papel periódico, base de tinta y superficie rugosa. Mientras las letras resultaban de alta definición y legibilidad, los grabados eran formados por puntos fotográficos que en muchas ocasiones distorsionaban la imagen y producían efectos secundarios. De este modo, aunque la publicación utilizaba bien la fotografía –un tamaño respetable, bien enmarcada–, reproducciones opacas obligaban al lector a poner cuidadosa atención en la fotografía para entender su significado. El Wall Street Journal adoptó puntos de alta resolución en 1979 para publicar retratos y evitar las limitaciones de la impresión de letras. Sólo hasta los 80 la mayoría de los periódicos cambiaron a las impresoras ófset que reproducen fotos con una alta fidelidad en papel blanco.
Por su parte, la revista estadounidense Life, uno de los semanarios más populares desde 1936 y a través de la década de 1970 en cuanto a fotografía se refiere, comenzó a reproducir las mejores fotografías en tamaños once veces más grandes, páginas de 35,16 cm de dimensión, alta cualidad de tinta y papeles suaves. Life publica con frecuencia las mejores fotos de UPI o de la AP que se publiquen con anterioridad en otros medios, pero que al ser presentada por la revista estadounidense aparecen como versiones completamente diferente gracias a la cuidadosa atención que la revista le da.
Aceptación por el mundo del arte
La fotografía comparte dos mundos: por uno el de la tecnología y por otro el del arte. Sin embargo, las artes plásticas no aceptaron esto de manera inicial y vieron a la fotografía hasta la década de los 70 del siglo XIX con distancia. De la misma manera, el fotoperiodismo se divide entre la función de la información por un lado y la tendencia al arte. Lógicamente en la información lo más importante es aquello que es anunciado como generador de noticia, sin embargo, el profesional es aquel que sabe tener en cuenta las dimensiones estéticas en combinación con la información. Por lo general, los grandes fotoperiodistas son aquellos que dejaron obras en las que ambas dimensiones se entrelazan perfectamente.
En gran medida porque sus fotos son lo suficientemente claras para ser apreciadas o porque sus nombres aparecen siempre con sus obras, los fotógrafos de las revistas alcanzan el estatus de celebridad. Life llegó a ser, por ejemplo, un modelo en el cual la crítica fotográfica se hace un juicio acerca del fotoperiodismo y muchos periodistas actuales se han hecho un nombre. En una selección de las mejores fotografías de Liferealizada en 1973 se presentaron 39 fotógrafos famosos, pero los puntajes revelaron en dicha selección que los mejores fotografías fueron de anónimos de UPI y AP.
Debido a la edad dorada de la fotografía, las limitaciones de la impresión y los sistemas organizativos de las agencias noticias como UPI y AP, numerosos y excelentes fotógrafos trabajan en un relativo anonimato. Sin embargo, el desarrollo de la fotografía digital y del Internet abriría nuevos espacios para conocer a muchos fotoperiodistas anónimos cuyos trabajos superan en numerosas ocasiones a los de los profesionales mimados de la crítica internacional. En la actualidad, muchos periodistas exponen sus obras con frecuencia en los salones de arte.
Organizaciones profesionales
La primera organización nacional de reporteros gráficos del mundo se fundó en 1912 en Dinamarca con la Unión de Fotógrafos de Prensa (Pressefotografforbundet) constituida inicialmente por seis fotógrafos de Copenague. En la actualidad tiene 800 miembros.
En 1946 se fundó en Estados Unidos la Asociación Nacional de Fotógrafos de Prensa y en la actualidad cuenta con cerca de 10 mil miembros. En Gran Bretaña se fundó en 1984 la Asociación Británica de Fotógrafos de Prensa y fue relanzada en 2003; cuenta actualmente con 450 miembros. En 1989 comenzó la Asociación de Fotógrafos de Prensa en Hong Kong; en 2000 una similar en Irlanda del Norte, en 1930 la Pressfotografernas Klubb de Suecia y la Pressefotografenes Klubb de Noruega.
Organizaciones noticiosas y escuelas de periodismo en muchos países del mundo son dirigidos por fotoperiodistas que han recibido un notable reconocimiento público. Entre los reconocimientos más célebres del mundo se encuentran la "Fotografía Destacada" (Feature Photography) y la "Fotografía Noticiosa en el Punto'" (Spot News Photography). Otro premio es el de "Foto Noticiosa Mundial" (World Press Photo), lo "Mejor en Fotoperiodismo" (Best of Photojournalism) y la "Foto del Año", así como la "Foto Noticiosa del Año" entregado en Gran Bretaña. Todos los países hispanoamericanos cuentan con numerosas asociaciones de fotoperiodistas.
El impacto de las nuevas tecnologías
En la historia de la fotografía se puede evidenciar el avance de la tecnología desde mediados del siglo XIX a principios del siglo XXI y cómo cada paso afecta directamente los contenidos, formas y maneras del periodismo fotográfico. En dicho proceso la forma física de las cámaras fotográficas ha cambiado desde tamaños paquidérmicos que hacía de la fotografía un oficio de pocos y casi un privilegio de las clases altas a tamaños cada vez más pequeños y livianos que facilitaron la labor del fotoperiodismo. Sin embargo, hacia finales del siglo XX comienza un proceso aún más extraordinario: la existencia misma de la cámara fotográfica como único medio físico para obtener las imágenes se pone en un plano de completa relatividad al ser desarrollados otros medios que eran inimaginables hace cincuenta años. En la actualidad una foto puede ser hecha con un teléfono móvil o la videocámara de un ordenador portátil más centenares de artefactos que hacen que cualquier persona pueda realizar una fotografía.
El desarrollo de cámaras fotográficas más pequeñas y livianas ha facilitado la tarea de los fotoperiodistas. Desde la década de los 60 artefactos electrónicos como flashes, una gran variedad de tipos de lentes y otros aditamentos han sido incorporados para hacer cada vez más fácil la función de tomar fotografías. Las nuevas cámaras digitales liberan a los periodistas de los largos rollos de películas porque pueden almacenar cientos de imágenes en diminutos artefactos electrónicos y tarjetas digitales.
El contenido, en cambio, permanece el elemento más importante en la fotografía periodística, pero la habilidad de adquirir el material fotográfico y editarlo en un tiempo mucho más inferior que antes ha producido cambios significativos. Tan sólo en 1980 se necesitaban 30 min para escanear y transmitir una sola fotografía en color desde una locación remota a una sala de prensa para ser impresa. Ahora, equipados con una cámara digital, un teléfono móvil y un ordenador portátil, un fotoperiodista puede enviar una imagen de alta calidad en minutos e incluso en segundos casi de manera contemporánea a la sucesión del evento noticioso. Los video teléfonos y los satélites portátiles permiten en la actualidad la transmisión de imágenes desde casi todos los puntos de la tierra.
Existen sin embargo preocupaciones por parte de los reporteros gráficos de que su profesión puede cambiar de tal manera que llegue a ser irreconocible debido al desarrollo natural de la tecnología en la captación de imágenes. Por otra parte, los sistemas de almacenaje electrónico de imágenes como aquellas de dominio público, han permitido que personas aficionadas a la fotografía incursionen en el campo del reporterismo gráfico con todo lo que ello significa para una profesión que, como el periodismo, se desarrolló de todas maneras a partir de la afición por la información.
Eventos que han influenciado el fotoperiodismo del siglo XXI
Tres eventos han marcado una nueva era de lo que se conoce como el fotoperiodismo del siglo XXI: Los atentados del 11 de septiembre de 2001, la invasión de Iraq entre el 18 de marzo y el 1 de mayo de 2003 y el Tsunamí del Océano Índico del 26 de diciembre de 2004. Estos tres eventos tuvieron una gran repercusión en lo que era el fotoperiodismo y su desarrollo desde el siglo XIX y a lo largo del siglo XX. Los tres eventos tuvieron un cubrimiento informativo total y se conserva una gran cantidad de material visual en fotografía, videos, esquemas, gráficos, mapas animados, análisis gráficas de la situación y otros que los hacen un modelo de estudio de lo que significa el fotoperiodismo. Además de la cantidad descomunal de material de primera mano que se produjo en el mismo momento en que sucedían los eventos, la nota que marca el inicio de una nueva era para esta disciplina es que quienes produjeron dicho material de manera inmediata no fueron las grandes estrellas del periodismo internacional, sino aficionados. Cuando los grandes y medianos medios de comunicación gráfica y visual publicaron las primeras imágenes, al menos en lo que respecta a los atentados del 11 de septiembre de 2001 y el tsunami de 2004, publicaban imágenes que no fueron hechas por profesionales de la información sino por personas que estaban en ese momento en el lugar e hicieron las tomas con cámaras digitales, videocámaras y teléfonos móviles.
Las consecuencias de este fenómeno inciden en las maneras que se habían establecido como norma de la comunicación social. En primer lugar, los eventuales reporteros no siguen el estricto proceso de edición de la imagen, sino que la presentan de la manera en que esta fue tomada o, como señala D. Perlmutter, en muchas ocasiones retocadas. La imagen adquiere entonces un valor total en su significado que sobrepasa incluso a la preocupación por su calidad. Si la foto de las gigantescas olas que devastaron las playas meridionales de Asia tiene o no tiene calidad en la luz, eso no importa, puesto que se hace única, ya que fue tomada por un testigo ocular que, con suerte, tenía su liviana cámara digital con la cual tomaba fotos de sus paseos de verano. Posteriormente los aficionados suben sus fotos a las redes de Internet diseñadas para ello y estas pueden ser accedidas por millones de usuarios en todo el planeta. De la misma manera en que la producción fotográfica se convirtió en oficio accesible a todos, el nuevo control de edición de la fotografía y el video queda en manos de las cada vez más amplias comunidades que se forman alrededor de las redes de información libre como Wikimedia Commons, Flickr, Fotolog.com y muchos otros. Sin embargo, dichos sistemas comunitarios virtuales se preocupan más por las licencias de publicación que por la calidad misma de los archivos que los usuarios suben al sistema.
Si bien estos tres eventos de gran significado internacional se marcan como el inicio de una nueva era para el fotoreporterismo, es cierto que otros eventos previos ya eran el preludio de lo que venía con el desarrollo y la popularización de las nuevas tecnologías y especialmente del Internet.
Crisis de la fotografía documental o muerte del fotorreporterismo
Para algunos observadores este nuevo fenómeno de la popularización del fotoperiodismo significa su muerte desde el punto de vista que este puede ser desarrollado ya no de manera exclusiva por profesionales de la información, sino por cualquiera que tenga un teléfono móvil. Ante ello dice La Tecla, la asociación de periodistas cubanos:
Producto de esta instantaneidad, en la actualidad, la mayoría de las personas son productoras de imágenes de los hechos, lo que definitivamente tiene que tenerse en cuenta, porque lo que antes se reservaba para una elite (los profesionales de la fotografía) ahora es accesible a todos. En este sentido, Pedro Meyer, periodista mexicano destaca que "armados con una cámara digital de vídeo o de fotos, o un teléfono portátil con la tecnología de imagen fija o móvil, cualquiera está ahora en condiciones de producir y difundir por Internet los documentos que ha registrado o captado. Se terminó el poder absoluto -incluso la arrogancia- de los profesionales".
Para otros se trata de una crisis de la fotografía documental, así como se habla de una crisis de los medios. Mientras Jacob Riis hacia finales del siglo XIX elaboró todo un trabajo en los bajos fondos de Nueva York para sacar la realidad social marginal a la luz pública, en la actualidad las cámaras de los aficionados están prácticamente en todo el planeta y basta digitar en los motores de búsqueda cualquier término sobre cualquier problema o situación en cualquier parte del mundo para obtener fotografías. De ello La Teclade Cuba analiza que dicha crisis implica que ningún acontecimiento puede escapar al reflejo de la imagen "lo cual es beneficioso para el día a día que implica el periodismo convencional". Es decir, los profesionales de la información deben ver esta nueva época como una oportunidad, más que como una amenaza a la profesión y el cambio en lo que significa la imagen para los habitantes del siglo XXI, así como lo fue durante el siglo XIX cuando a la pintura le surgió la fotografía misma. Por el contrario, el fotógrafo Clemente Bernad dice que no hay tal crisis desde que el fotoperiodismo siempre lo ha estado:
Desde hace unos años se oye hablar intensamente de la crisis del fotoperiodismo. Sin embargo, parece claro que no ha habido un solo momento en su devenir que no haya estado marcado por la inestabilidad, la oscuridad o la incertidumbre. El fotoperiodismo ha estado en crisis desde el mismo momento de su nacimiento, entre otras razones porque la utilización de fotografías en los medios de comunicación se hizo con la intención espuria de mostrarlas como evidencia, como prueba irrefutable de lo que aparentemente muestran. Y ahí quizás radique su gran mentira, la marca de origen que lo ha contaminado de sospecha y de descrédito. El gran problema radica en la propia identidad de las imágenes fotográficas. Aunque se lo pueda parecer al no avisado, las fotografías no explican, no demuestran ni verifican nada. Las fotografías son elocuentes y eficaces porque juegan hábilmente con la apariencia, con el tiempo, con la ambigüedad y con la confianza del lector, pero en realidad confunden y no prueban nada: no se puede confiar en ellas.
Límites de la fotografía aficionada
Sin embargo, la fotografía aficionada tiene sus límites y si muchas obras adquieren celebridad es por la inmediatez de la noticia y porque no existen versiones cualificadas mejores. De esta manera, una gran parte del material que circula en los medios de comunicación ha perdido la cualidad requerida y ha dado lugar a una cierta laxitud en la presentación de la imagen a la vista de algunos observadores. Sin embargo, en este punto, el profesional de la información encuentra de nuevo su espacio de autoridad, porque sus obras adquieren el dato distintivo de la cualidad que la inmediatez de la cámara digital de un turista no posee, aunque muchos aficionados en realidad tienen una perspectiva más que profesional.
El rigor de la fotografía periodística tiene en cuenta los mismos elementos que la fotografía artística y muy especialmente se cuida de los elementos semánticos, es decir, de significado que esta posee. En muchos casos, la fotografía aficionada no tiene en cuenta el elemento más básico de la fotografía que es la luz ambiental y el manejo del flash, lo que causa que muchas de las fotos tengan un encuentro caótico de sombras, personajes con los ojos cerrados por la molestia de la luz de un flash automático y, muy especialmente, carencia de encuadres y estilos apropiados que hacen fotos repetitivas y monótonas. El fotógrafo profesional, es consciente de cosas como la relación de figura y fondo y la importancia de la armonía entre ambos. Para el aficionado ocasional lo que importa es el objeto a fotografiar y no se cuida de lo que se refleje en el contexto. Abundan fotos ausentes de la figura humana, malos encuadres, malos poses de personajes entrevistados que ignoran el cuadro psicológico y en muchas ocasiones una gran pobreza de imaginación.
Para el estudioso del tema, André Bazin, como para otros intelectuales de la fotografía, esta, a diferencia del arte, no crea, sino que embalsama el tiempo. Dicha característica le da una grave responsabilidad al fotográfo como asegura Mariela Cantú en su estudio "Fotografía, video, digital: sobre los modos de repensar un medio":
Seguimos insistiendo, entonces, en que los caminos del arte no han sido nunca (y no debieran ser) los de afanarse en perpetuas carreras detrás de un imaginario progreso, sino tal vez colocarse en un lugar algo más solapado, tal vez menos visible, pero que se constituya como el del cuestionamiento, el de la revisión, el de la propuesta de miradas divergentes y el de la interrogación al presente, al pasado y al futuro.
Fotoperiodismo deportivo
Uno de los campos en el cual la fotografía periodística se ha destacado es en el deporte. La misma agilidad deportiva ocasiona que el fotoperiodista deportivo demuestre sus habilidades artísticas e informativas tanto como el jugador lo hace en el campo de juego. Si alguien lee la historia del deporte o la historia de un deporte en particular, la imagen, sea fotográfica que de video, hace parte vital de dicha lectura. En la fotografía deportiva, es posible apreciar la habilidad de mostrar la velocidad, la fuerza, la grandeza del equipo o del deportista, el fuerte sentido psicológico de la derrota o el triunfo, el ambiente festivo de los aficionados o su sensación de desilusión. La importancia del fotoperiodismo deportivo ha sido un proceso paulatino que viene desde la mera redacción de los eventos deportivos, a la presencia obligada de la imagen para el relato.
Fotoperiodismo en la farándula
Aunque sea visto con desdén por muchos, en realidad el fotoperiodismo dedicado a seguir los pasos del espectáculo, la farándula y los famosos tiene su importancia y ha contribuido de alguna manera al desarrollo del mismo periodismo. Lógicamente este tipo de periodismo tiene que ver también con el exceso de los paparazzi que han contribuido a demeritar el papel del fotoperiodista en este campo, confundiéndose con frecuencia con este tipo de persecutores empecinados de las estrellas del espectáculo hasta el punto de invadir su intimidad.
Ética y consideraciones legales
El periodismo fotográfico trabaja dentro de las mismas aproximaciones objetivas que se aplican a otros campos del periodismo. Cómo obturar, encuadrar las tomas y editar son consideraciones constantes.
Por lo general, conflictos éticos pueden ser mitigados o asumidos por las acciones de un subdirector o el editor gráfico quien toma control de las imágenes una vez que estas han sido consignadas a la organización noticiosa. El fotoperiodista pierde el dominio de su obra una vez esta es publicada.
El surgimiento de la fotografía digital ha creado nuevas oportunidades para la manipulación, reproducción y transmisión de imágenes. Este hecho ha complicado todos los aspectos técnicos y legales que ello envuelve. Las asociaciones nacionales de periodismo fotográfico en los diferentes países y otras organizaciones profesionales y de los derechos humanos, mantienen códigos de ética a este respecto.
Los problemas mayores acerca de asuntos éticos concernientes al periodismo se inscriben en menor o en mayor grado en las materias legislativas de los diferentes países. Sin embargo, la materia legal se complica por el hecho de que los medios de comunicación, especialmente en los tiempos de la revolución tecnológica y digital, rompen las fronteras internacionales y las imágenes publicadas en un país bajo el respeto de las normas legales del mismo, llegan a otras naciones con diferentes leyes.
El desarrollo de las nuevas tecnologías y el inicio de una nueva era del fotoperiodismo como se menciona arriba, afecta también las normas éticas tradicionales. El aficionado ocasional o profesional que hace una fotografía o toma un vídeo de una situación noticiosa, apurado por la inmediatez, pocas veces se detiene a hacer consideraciones éticas o a pensar en otro tipo de consecuencias de lo que la publicación de imágenes puede acarrear. Incluso si ciertos estados autoritarios que suelen censurar a la prensa de sus países, tratan de poner el límite a la sensación de libertad de expresión que en muchas ocasiones garantiza la tecnología y el Internet, la circulación de imágenes entre los diferentes puntos del planeta a través de medios digitales se volvió tan sutil que ningún sistema político puede controlar de manera eficaz. Un ejemplo lo constituyó las protestas populares en contra del régimen militar birmano en agosto de 2007. A pesar de que la Junta Militar intentó censurar totalmente la emisión de fotografías y vídeos de las marchas y de los actos represivos hacia el exterior por parte de aficionados extranjeros, esto no fue posible en su totalidad y, por el contrario, el mundo fue testigo de uno de los actos de represión de la libertad de prensa frente a las mismas cámaras con la muerte de Kenji Nagai, un fotorreportero japonés de la APF News que fue asesinado el 28 de agosto de 2007 por militares cuando fotografiaba las marchas
LA FOTOGRAFÍA PERIODÍSTICA: UN ARTE A SUBASTA
La fotografía periodística además de ser una ventaja competitiva para vender más periódicos, se ha convertido en un arte. Para demostrarlo expongo varios ejemplos del valor de las fotografías en las subastas y como su contexto ha ayudado a que tengan un remate mayor. En el plano material basta revisar las subastas de fotografías para ver la cotización de la fotografía periodística convertida en arte. Un arte que ya es muy negociado y que elimina toda duda sobre la vieja pregunta: ¿Es la fotografía un arte?
La historia de la fotografía es tan paralela a la del periodismo, que casi es la misma. Todas las tendencias que han existido en el periodismo se pueden analizar a través de la fotografía o el fotoperiodismo en los periódicos.
Tendencias sociales de todos los tiempos, incluso las de nuestro tiempo, que van desde la mal llamada cultura del cuerpo, a comportamientos ético-periodísticos reprobables como: “el todo vale” son captados por los objetivos de las cámaras. Solo basta tener un ojo crítico delante de la fotografía para leer más de lo que ponen los periódicos.
Tan fuerte es la importancia de la fotografía que afecta hasta la gestión económica de las empresas periodísticas en apartados tan inauditos como: la venta y negociación de esas fotos, como son los robados y otro tipo de pactos con el fotografiado que nada tienen que ver con la ética periodística y menos con el arte. Pero que siguen siendo un reflejo de las tendencias de la sociedad.
La importancia de la fotografía periodística es tan importante que está presente casi en todas las facetas de nuestra vida. Nuestra memoria retiene fotos agradables y desalentadoras, pero que forman parte de nuestro ser y de la realidad. Y es esa presencia en todo lo humano la que ha hecho de la fotografía un arte.
Hitos en las subastas de fotografía
La fotografía, como arte que es, supera las mediocridades. Siempre ha buscado la excelencia y un fin humano. Cualquier premio fotográfico tiene un alto contenido de transcendencia. Esta es una de las razones por la que la fotografía ha llegado a ser una obra de arte, de hecho es un arte, pues representa a todas las demás realidades de ese momento histórico y se perpetúa.
En el mundo académico ya se señala por algunos autores, como campos muy relacionados con la fotografía como el diseño periodístico -que será su embrión de entrada en el periodismo-, pues se comenzaba a considerarse un arte, a principios del siglo XIX.
De hecho aparecerán, alrededor de 1906, las primeras conceptualizaciones sobre periodismo, entre la que destaca “El Arte del Periodista”, de Rafael Mainar, primer manual que dedica un capítulo entero a la confección como disciplina periodística.
(Pérez Cuadrado, 2004)
La importancia de la fotografía en las subastas de arte nos aporta un primer dato muy interesante. Es: ¿cómo se ha revalorizado la tecnología pionera de la fotografía?
No solo la fotografía en sí. Sino todo lo que tiene que ver con ese arte que estaba naciendo. Desde las primeras cámaras, los daguerrotipos, las primeras placas.
Por citar un ejemplo: este mismo año, el 2011, se subastó una cámara Leyca fabricada en 1923 por 1,9 millones de dólares. (Christie´s, 2011).
Tan solo matizar que un año antes se subastó una cámara igual y que su remate fue casi la mitad. Esto supone una revalorización del doble. Pocos son las obras del mercado del arte que obtienen un coeficiente de revalorización parecido, en tan poco tiempo. (Efedata, 2011)
Con el tiempo aparecerían cámaras más baratas y fáciles de manejar, lo que produciría una democratización de la fotografía la profesora (Casajús, 1999)
A tal grado la fotografía ha adquirido valor, como arte que complementa a todos los demás ramas del saber, que la mismísima Biblioteca de Francesa llegó a pujar en una subasta para conseguir la primera foto captada en el mundo. La foto fue realizada en 1825 por Nicéphore Niepce y es una placa de 10 por 14,7 centímetros. Su valor de salida estaba estimado entre 500 y 750.000 euros. Fue tan grande el interés del Gobierno Francés por esa fotografía que usó su derecho preferente de compra y dio la orden a los pocos días para que esa foto no pudiera salir del país. (Efedata, 2002).
En el siglo pasado hubo visionarios que supieron ver que la fotografía sería un arte. De esa intuición nacerían las primeras colecciones privadas de fotografía. Es el caso de la colección de Eugene Viollet-Le-Duc, un famoso arquitecto francés, arqueólogo y escritor del S: XIX, libre pensador de la escuela racionalista y que curiosamente rechazó la enseñanza “oficial” de la Escuela de Bellas artes para convertirse en un autodidacta en sus viajes artísticos por Francia e Italia y pasar a ser uno de los teóricos que más influiría en la obra de Gaudí.
Otro ejemplo de éxito en la puja por una fotografía histórica se produjo en el año 2003, era una placa fechada en 1842 y que fue subastada en Christie`s, Londres, alcanzando los 791.000 euros. Se trataba del Templo de Júpiter en la Acrópolis de Atenas. Propiedad de José Filiberto Girault de Prangey. Tan histórica era esta imagen que es una daguerrotipia. Técnica pionera que consistía en que se fijaban en planchas metálicas imágenes recogidas con una cámara oscura, típica del siglo XIX. (Christie´s,
2003) (Efedata, 2003)
Su valor radica en que se trata de una de las más antiguas imágenes que existen de Grecia y de Oriente Medio y que fueron tomadas por Girault durante sus viajes. En total se llegó a pagar por el lote de fotografías de Girault 5,2 millones de euros.
En España en el año 2011 un daguerrotipo del Madrid del siglo XIX alcanzó los 32.000 euros en una subasta de Soler y Llach de Barcelona. La imagen representa unas vistas de Madrid tomadas entre 1840 y 1850. Es el primer daguerrotipo escénico español y que después de 40 años en la colección de Miguel Nicolau, fue dado a conocer en la década de 1980 al iniciarse la recuperación del patrimonio fotográfico español a través del libro "Historia de la fotografía en España desde sus orígenes hasta 1900" y en la exposición "La fotografía en España hasta 1900" que se presentó en la Biblioteca Nacional de Madrid en 1982. (Soler y Llach, 2011).
La fotografía histórica en nuestro país tiene tanta importancia que se pagaron 25.000 euros por 50 fotografías de una colección sobre la corte de la reina española Isabel II, del artista británico Jane Clifford.